Panamá, Tierra de Oportunidades: ¿Cuál sería el mejor uso de nuestro aeropuerto pa' la Clase Media Amplia? (2 de 2)
o "Algunas ideas no tan dispersas sobre cómo salimos del hueco, Versión Criolla, sexta parte"
Las cosas hay que hablarlas con entera franqueza y claridad. El Istmo de Panamá simplemente está ofreciendo la posibilidad de abrir el Canal Interoceánico, contando con el más valioso capital, que es la tierra y la posición geográfica, sin cuyo concurso los norteamericanos no podrían abrir dicho canal, y si no que lo intenten desde Florida a California...!
- Belisario Porras, “Reflexiones Canaleras” (18 de julio de 1903)
En la primera parte de este ensayo, hablamos sobre como Copa Holdings lleva décadas extrayendo beneficios que no le corresponde del Aeropuerto Internacional de Tocumen (PTY), nuestro “Hub de las Américas”. Vimos, además, como su fenomenalmente rentable negocio encarece a Panamá como destino turístico.
Pa’ remediar la situación, argumenté utilizar el modelo de Cable & Wireless Panama (CWP) pa’ crear una empresa mixta que pueda utilizar PTY como puente aéreo — como mayores ingresos genera — de manera que podamos quedarnos con al menos la mitad (49%) de los beneficios que se derivan de nuestra infraestructura y posición geográfica.
Sugerí, a su vez, utilizar estos ingresos pa’ subsidiar la demanda de servicios turísticos locales, lo que atraería inversión productiva a la industria.
Todo esto, con el objetivo de diversificar nuestra economía.
A pesar de perjudicarnos directamente, cabe resaltar, la explotación privada de nuestro más importante activo estatal, después del Canal, es completamente legal — como también lo fue, por cierto, la esmerada aplicación por los gringos del Tratado Hay - Bunau-Varilla (1903) desde que nos independizaron de Colombia #benditoseaelseñor
Esto, como he dicho anteriormente, tiene muy poco que ver con el “mercado libre”, y casi todo que ver con las políticas económicas que, a lo largo de nuestra historia, nos han clava’o nuestros “desgobiernos”.
Afortunadamente, así como han sido leyes de la República las que han permitido éste y otros saqueos del patrimonio nacional, serán leyes de la República — adoptadas de manera democrática mediante mayorías legislativas sostenibles — las que corrijan esta injusticia que tanto jode a la Clase Media Amplia (CMA) panameña.
¿Qué es una “aerolínea nacional”?
La única razón que hasta ahora he podido discernir (pero feliz que alguien me corrija) por la que Copa goza de semejante beneficio gratis es que, a pesar de cotizar en bolsa de valores gringa, es considerada la aerolínea nacional de Panamá.
No obstante, esto no aparece en la Constitución panameña ni es definido por ley. Además, tampoco existe una definición universal del concepto. Su aplicación, de hecho, depende de la legislación y las prioridades estratégicas de cada país — incluyendo seguridad nacional, algo que nuestros líderes deberían empezar a tomar mucho más en serio.
A diferencia de los estándares internacionales establecidos por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI, un organismo de Naciones Unidas), o de la reglamentación de la IATA (la organización que representa a la industria), son los Estados soberanos quienes determinan las condiciones en las que una aerolínea opera como “nacional”, es decir, bajo su bandera y jurisdicción.
Por ejemplo, en EE.UU. una línea aérea se considera “nacional” si al menos el 75% de su propiedad pertenece a ciudadanos estadounidenses. En la Unión Europea (UE), las aerolíneas deben tener participación mayoritaria de ciudadanos o entidades de los Estados miembros (al menos el 50% + 1).
Sin embargo, países como Qatar, Singapur y Emiratos Árabes Unidos (EAU) utilizan sus activos estatales de manera muy diferente. Sus aerolíneas nacionales, por ejemplo, son empresas del Estado gestionadas con criterios empresariales pero alineadas con objetivos mucho más amplios — así funciona, en el patio, solamente el Canal.
Estas aerolíneas, además de ser rentables, apalancan (leverage) la infraestructura pública pa’ potenciar sus propias economías, mediante estrategias que aumentan tanto el turismo local como las recaudaciones estatales. Mientras tanto, Copa utiliza nuestro aeropuerto pa’ potenciar los beneficios de sus accionistas, incluyéndome a mi.
Qué quieres que te diga, rata, ¡es mansa accionawww!
#buythedip
Por ejemplo, Qatar Airways sirve como herramienta estratégica del emirato al ser 100% propiedad estatal, bajo el control de su fondo soberano: Qatar Investment Authority (QIA). El aeropuerto internacional de Doha, la capital, también pertenece al Estado qatarí, y opera como un hub global diseñado pa’ atraer tanto tráfico de conexión como turistas que visiten el país.
Qatar Airways genera ingresos significativos pa’ su Estado — muy por encima de las tarifas aeroportuarias, por ejemplo, que Copa le paga a PTY, exactamente las mismas que pagan el resto de las aerolíneas que no pueden usar nuestro aeropuerto como puente aéreo — pero también posiciona al país como destino turístico, fortaleciendo su “marca internacional”.
Otra aerolínea que pertenece al Estado es Emirates de EAU, en este caso, mediante el fondo soberano Investment Corporation of Dubai. Emirates apalanca su red global de conexiones en el Aeropuerto Internacional de Dubai (DXB) pa’ generar, inter alia, turismo doméstico, con paquetes que incluyen vuelos, hoteles y experiencias locales.
Uno de los aeropuertos más transitados del mundo, DBX genera beneficios pa’l país vía 1) tarifas pagadas por las aerolíneas internacionales que lo sirven y 2) subsidiando la demanda de productos y servicios dentro de los Emiratos. Con este modelo, su aerolínea nacional impulsa la diversificación económica de EAU más allá de los hidrocarburos.
Finalmente, Singapur y Singapore Airlines tienen una relación similar. Con participación mayoritaria del Estado a través de una compañía pública de inversiones, la aerolínea — considerada una de las mejores del mundo — utiliza el Aeropuerto Changi (SIN) como su hub de conexiones, complementando la infraestructura pública con rutas diseñadas pa’ atraer turistas al país.
Nuevamente, la idea es crear una aerolínea verdaderamente nacional, basada en el modelo de CWP, que combine una flota de aviones y una fuerza laboral altamente capacitada, por un lado, con, por el otro, nuestro inmensamente rentable aeropuerto internacional — como dijo Beli, el “más valioso capital” que tiene Panamá, “que es la tierra y la posición geográfica”.
Hasta donde entiendo, esto no requeriría mucho más que una ley de la República que defina “aerolínea nacional”, digamos, como “aquella en que el Estado panameño mantenga una participación de al menos el 49% de la empresa”. La pregunta, entonces, es ¿qué están esperando los nuevos diputados que entraron este año a la Asamblea pa’ actuar?
Las sinergías pa’l país: turismo es sólo el comienzo
Como Copa lleva décadas explotando PTY a beneficio de sus accionistas, pienso que sería el socio “natural” del Estado panameño pa’ operar una línea aérea verdaderamente nacional, AeroPTY, que goce del uso exclusivo de Tocumen como puente aéreo.
No obstante, esta empresa mixta podría constituirse con cualquier aerolínea internacional. Por ejemplo, Spirit Airways, que solía volar a Panamá (ya no, ¿por qué será?) hace poco se declaró en bancarrota — luego de muy mal manejo, y una feroz competencia con aerolíneas mucho más grandes (Delta, American, United), que la dejaron inviable una vez las cortes estadounidenses bloquearan su fusión con JetBlue.
Dudo mucho que a los accionistas de Spirit, entonces, no les interesaría al menos conversar con el Estado panameño pa’ “fusionarse” con Tocumen y, de esta manera, crear AeroPTY.
No obstante, ésta es sólo una de las maneras en que podemos potenciar el recurso nacional pa’ diversificar nuestra economía — y pa’ elevar las recaudaciones, buco, algo que también nos urge.
Además de aumentar el turismo y el tráfico aéreo local, AeroPTY serviría como catalizador de un ecosistema productivo mucho más amplio. Imagina, por ejemplo, un hub logístico que combine nuestra posición geográfica e infraestructura aeroportuaria con, esta vez, uno de los gigantes del comercio electrónico global (e-commerce).
Con una verdadera visión de país, no es difícil concebir un centro logístico creciendo de manera sostenible alrededor del aeropuerto de Río Hato (RIH), la sede de otra empresa “CWP” — llamémosla pa’ jode’ na’ma’ “Amazon Panamá” — dedicada a la logística del comercio electrónico.
Con el uso monopolístico de este otro activo estatal, Amazon Panamá gozaría de una inmensa ventaja competitiva como punto de conexión, entre productos adquiridos en línea, y los miles de millones de consumidores a lo largo de las Américas.
Con la construcción, abastecimiento y operación de “centros de cumplimiento” (fulfilment centers) en Coclé y el resto de las provincias centrales — actualmente marginales en el modelo económico “panameño” — tierras hoy en desuso empezarían a generar valor como nunca antes, y no sólo pa’l e-commerce. Con tanto espacio disponible, estas áreas tienen el potencial de engendrar un hub, también, de servicios digitales, como centros de datos (data centers) y otra infraestructura pa’ la nube (web/cloud services).
La demanda energética que generarían estas instalaciones, por su parte, incentivaría aún más la inversión en proyectos de energía renovable, específicamente eólica y solar, que ya están desarrollándose en la región.
Si hacemos las cosas bien, podríamos convertir a Panamá en un líder regional en producción de “energía verde”, crítico en un ambiente en que nuestra primordial fuente de energía — la lluvia que alimenta las hidroeléctricas del país — cada año enfrenta mayor volatilidad y, por ende, incertidumbre.
Pa’ que tú sepa’: Cada embarcación que transita por el Canal utiliza 200 millones de litros de agua dulce, y ahora que las sequías prolongadas amenazan el suministro, hay que ‘tar claros que nuestra dependencia en este recurso podría fácilmente terminar siendo suicida.
Como organización que cabildee por los intereses de la CMA, incluyendo el desarrollo sostenible y a largo plazo de nuestro país, Panamá: Tierra de Oportunidades (PTO) debe abogar por este tipo de diversificación económica, especialmente, vía inversiones en infraestructura crítica.
Por ejemplo, no sería mala idea considerar el uso de energía nuclear por medio de plantas modulares, las cuales no deben demorar en entrar en línea en Estados Unidos. Como son mucho menos grandes y complejas que las tradicionales, son también mucho más seguras.
Una ubicada estratégicamente en el Arco Seco (Coclé, Los Santos y Herera) podría complementar las inversiones en energía solar y eólica, con la capacidad de transformar la región en un motor clave de crecimiento económico pa’l país.
Como fuente de energía relativamente barata y sin emisiones, una planta nuclear modular también podría alimentar (entre otras opciones) una desalinizadora, que busque resolver la creciente escasez de agua en una de las áreas más áridas del patio. Mientras tanto, aseguraríamos el suministro de energía de las anteriormente mencionadas industrias incipientes, y del crecimiento socioeconómico que traerían.
Why Nations Fail: la amenaza existencial de la extracción de valor
Esto todo te puede parecer paja mental, pero a menos que empecemos a ocuparnos del futuro de Panamá — en vez de adónde vamos a esquiar con la family el próximo año — terminaremos como aquellos países que tuvieron la “suerte” de estar ubicados sobre minas de oro, tanto literales como metafóricas, sólo pa’ acabar en la mediocridad y el sub-desarrollo.
En este sentido, hace un par de semanas fueron entregados los Premios Nobel de este año, y el de Economía les fue otorgado a James A. Robinson, Daron Acemoglu y Simon Johnson. Los dos primeros ya habían resumido, pa’l público general, mucho de su galardonado trabajo investigativo — sobre las diferencias que hasta hoy persisten entre los países en cuanto al desarrollo económico — en su popular libro, “Why Nations Fail” (en español, “Por qué fracasan los países”), publicado en 2012.
Si quieres un resumen belleza de por qué unos países son pobres mientras otros son ricos, cuando tengas 15 minutos chekea este video sobre el trabajo que les valió el Nobel a estos economistas. También, yo escribí sobre el tema hace unos meses:
Animales Culturales: el "wega vivo" es el aire que respiramos
Comenzaron Apostando el alma Con la esperanza invencible Del que ha sido un perdedor. Terminaron Humillando al cielo Destrozando sus estrellas Y orinándose en la luna y en el sol -Rubén Blades, Conmemorando
Pero pa’ resumírtelo acá, las diferencias en el desarrollo económico de los países vienen de la época colonial, y tienen sus orígenes en los tipos de instituciones que las potencias imperialistas impusieron sobre los territorios que conquistaron. Estas instituciones variaron dependiendo de la riqueza y la densidad poblacional de cada región.
En las áreas más prósperas antes del colonialismo — por ejemplo, donde estaban los Imperios Azteca e Inca de México y Perú, respectivamente — los europeos crearon instituciones extractivas que buscaban maximizar su control sobre las poblaciones y recursos locales.
Diseñadas pa’ convertir a los nativos en una fuerza laboral subordinada, estas instituciones permitieron a los colonizadores enriquecerse rápidamente, mas dejaron a las sociedades locales profundamente desiguales y vulnerables a la corrupción.
Cuando los imperios coloniales se retiraron o fueron expulsados, dejaron atrás sistemas que fueron aprovechados mili por nuevos actores políticos y económicos, quienes perpetuaron las mismas dinámicas extractivas.
Además, la salida de los colonizadores no sólo dejó un vacío de poder — por el que se pelearon, intensa y regularmente, las facciones criollas — sino que también eliminó el conocimiento necesario para administrar, incluso, estas limitadas instituciones. Como resultado, las economías de estas regiones quedaron atrapadas en modelos que priorizaban la extracción de valor, en lugar de fomentar el desarrollo productivo.
Por el contrario, en regiones menos prósperas y con poblaciones nativas más dispersas —como lo que hoy es Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda — los colonizadores enfrentaron desafíos distintos. En estas áreas, la falta de una fuerza laboral local significativa los obligó a implementar instituciones inclusivas, diseñadas pa’ atraer colonos de la “madre patria”.
Estas instituciones ofrecían derechos de propiedad, protecciones legales y libertades políticas — en tierras que no eran de ellos, obvio, y sobre las espaldas de una fuerza laboral esclavizada, pero eso es pa’ otra ocasión — fomentando así la inversión y la estabilidad entre los colonos que iban asentándose en estas regiones.
A diferencia de las orientadas hacia a la extracción, las colonias de asentamiento (settler colonies) promovieron una base económica más diversificada y sostenible. También contaron con continuidad administrativa, o “memoria institucional”. Tras sus respectivas independencias, los colonos se quedaron a vivir en estos países, manteniendo y fortaleciendo las instituciones que habían establecido. Esto les permitió consolidar sus respectivas reses públicas de manera menos destructiva, asegurando que las economías locales pudiesen prosperar gracias a sistemas políticos y económicos más inclusivos.
El tiempo pa’ actuar es ahora, mientras haya democracia
Panamá, ex-colonia española (y de facto estadounidense), exhibe prácticamente todas las características de una res pública cuyo legado institucional, más que cualquier otra cosa, tiene a la mayoría de su población estancada en la pobreza y (tal vez peor) la falta de movilidad social, a pesar de hacer todos los esfuerzos posibles al respecto.
Sin embargo, este legado de extracción no lo sufrimos na’más los panameños; es una realidad que afecta a todas las ex-colonias de América Latina, África y Asia.
También reitero que esto no se trata de culpar a ningún grupo o individuo particular. Así como Copa extra valor de nuestro aeropuerto, otras compañías privadas lo hacen de nuestros puertos marítimos; la bendita plataforma, de nuestra leyes, igual que la Zona Libre de Colón, cuya rentabilidad es función de su estatus legal más su privilegiada ubicación en relación al Canal y otra infraestructura estatal.
Tampoco, de hecho, busco detonar a las “élites” que históricamente se han quedado con la mayoría del valor extraído de este pedacito de istmo centroamericano. Al final del día, de ellas provengo — incluso, de una de las que explotó a Colombia, de donde venía mi viejo, quien nació con todas las ventajas materiales que te puedas imaginar.
Lo que quiero es iluminar la realidad que literal tenemos frente a nuestras narices, pero que es tan parte del aire que respiramos que ni cuenta nos damos del peligro que representa — ¿o a propósito lo ignoramos?
Porque si no la abordamos con seriedad — y humildad, la más jodida de las virtudes —la real no se cómo sobrevive nuestra frágil democracia; ni qué nos salvaría de ver colapsar al Estado panameño con un populista autoritario al mando.
Si queremos convertir nuestro legado extractivo en un futuro productivo, todo empieza con recuperar nuestro Estado, capturado, pa’ reformar las leyes que dan cabida a estas instituciones. Una vez podamos volverlas inclusivas, no lo dudes, no hay límite de lo próspero que podría llegar a ser la gran mayoría de los panameños.